ENSAYO
FOTOGRAFÍA... EL RETRATO
“Cuando he tenido tales
hombres frente a mi cámara, toda mi alma se ha dirigido al deber de registrar
fielmente su grandeza interior así como los rasgos externos”
Julia Margaret Cameron
Cuando
se habla de un retrato, me imagino siempre una escena planeada con completa alevosía
y ventaja, pero sucede que un retrato, ¡claro!, puede ser de tal manera, pero
también de una manera más libre, sin que de por medio se tenga que decir al
modelo que por favor se siente y ponga una pierna encima de otra, que tome las
flores que están a su lado o que simplemente torne una sonrisa falsa.
El
retrato abarca una infinidad de maneras de hacerlo y “deshacerlo”(lo cual apenas
entendí o quizá creí entendí), con deshacerlo me refiero a saber las reglas
para poder romperlas, como en el caso de Julia Margaret Cameron, en los que sus
retratos fueron criticados por que “no les llenaba el ojo” su técnica, pero al
ver el retrato que hace de Annie
Wilhelmina Philpot o “La Madonna Riposata”, puedes casi ver que las modelos
tienen cierto temperamento que las caracteriza, nada actuado , ni impuesto, una
suerte de “interiorización” en sus rostros.
En la
fotografía de Julia Margaret Cameron pude observar a parte de cierto desenfoque
y nitidez no perfectos, algunas tomas de cuerpo completo, el manejo de las
luces y que acerca mucho su cámara a sus modelos como si quisiera captar la
sutileza que guardan sus cuerpos, sus gestos y expresiones, algo más allá de
una característica o de un temperamento. Seguramente los modelos algunas veces
se retorcían por dentro, pues los tiempos de exposición de Cameron eran “larguitos”,
en fin, utilizaba el desenfoque, lo cual muchas veces le llevo a una crítica de
esa destructiva por los medios.
Y es
aquí cuando comenzó a importarme más en
el retrato, pues al principio no me parecía tan interesante, pero conociendo un
poco más sobre estas(os) fotógrafas(os),
como Cecil Beaton, que para mi ver, dió un salto grande de Cameron a él, en el
sentido de que Beaton era un fotógrafo de la realeza, de la moda y celebridades,
con algunos toques “artificiales”, artificiales por que utilizaba en sus
retratos otras atmósferas luminosas, más accesorios etc, pero no porque la fotografía
fuese artificial sino era “natural” pero con otra visión o sentido.
La
fotografía de August Sander, bastante nítida y enfocada, el no elegía a los
individuos que retrataría sino suponía “con razón, que la cámara
inevitablemente revela los rostros como máscaras sociales”; la luz bien
manejada sin ningún efecto. Y claro algo de los retratos de Diane Arbus me
sugieren a Sander , con una nitidez que
resulta un poco mórbida, luces duras , pero sobretodo llama mi atención sus
modelos, personajes que nos resultan “distintos” pero con los que tenemos mucha
igualdad al mismo tiempo.
Reflexiono
entonces sobre el retrato, esa forma de captar ciertas sutilezas que no pueden
verse a simple vista, ¡ojo!, no sólo con personas, bien pueden ser edificios
como algunos de Berenenice Abott, o instantes y experiencias cotidianas como
los retratos de Nan Goldin que reflejan muchos temas que tuvieron que ver con
su vida, el juego de la luz de Tournachon o llegar hasta “derrotar anímicamente”
a los modelos en largas sesiones para que en determinado tiempo mostrara su personalidad más sincera, como lo
hacía Richard Avedon.
Finalmente
pienso que cada quien tiene una forma de ver el retrato, no hay un modelo a
seguir, hay muchos, pero cada quien le da el giro que desee, que se identifique
ya sea con su personalidad, con sus
experiencias y vida, con algún tema a documentar etc; pero hay factores
formales que son necesarios conocerlos, como el enfoque, la luz , claros y
oscuros, iluminación, encuadre, nitidez, composición etc, para que si en algún
momento deseemos romper con algún aspecto, lo hagamos de manera correcta o
quizá no tan correcta.
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