viernes, 10 de marzo de 2017





ENSAYO
FOTOGRAFÍA...    EL RETRATO


“Cuando he tenido tales hombres frente a mi cámara, toda mi alma se ha dirigido al deber de registrar fielmente su grandeza interior así como los rasgos externos”
Julia Margaret Cameron



Cuando se habla de un retrato, me imagino siempre una escena planeada con completa alevosía y ventaja, pero sucede que un retrato, ¡claro!, puede ser de tal manera, pero también de una manera más libre, sin que de por medio se tenga que decir al modelo que por favor se siente y ponga una pierna encima de otra, que tome las flores que están a su lado o que simplemente torne una sonrisa falsa.

El retrato abarca una infinidad de maneras de hacerlo y “deshacerlo”(lo cual apenas entendí o quizá creí entendí), con deshacerlo me refiero a saber las reglas para poder romperlas, como en el caso de Julia Margaret Cameron, en los que sus retratos  fueron criticados por que  “no les llenaba el ojo” su técnica, pero al ver el retrato que hace de  Annie Wilhelmina Philpot o “La Madonna Riposata”, puedes casi ver que las modelos tienen cierto temperamento que las caracteriza, nada actuado , ni impuesto, una suerte de “interiorización” en sus rostros.

En la fotografía de Julia Margaret Cameron pude observar a parte de cierto desenfoque y nitidez no perfectos, algunas tomas de cuerpo completo, el manejo de las luces y que acerca mucho su cámara a sus modelos como si quisiera captar la sutileza que guardan sus cuerpos, sus gestos y expresiones, algo más allá de una característica o de un temperamento. Seguramente los modelos algunas veces se retorcían por dentro, pues los tiempos de exposición de Cameron eran “larguitos”, en fin, utilizaba el desenfoque, lo cual muchas veces le llevo a una crítica de esa destructiva por los medios.

Y es aquí cuando comenzó a importarme  más en el retrato, pues al principio no me parecía tan interesante, pero conociendo un poco más sobre estas(os)  fotógrafas(os), como Cecil Beaton, que para mi ver, dió un salto grande de Cameron a él, en el sentido de que Beaton era un fotógrafo de la realeza, de la moda y celebridades, con algunos toques “artificiales”, artificiales por que utilizaba en sus retratos otras atmósferas luminosas, más accesorios etc, pero no porque la fotografía fuese artificial sino era “natural” pero con otra visión o sentido.

La fotografía de August Sander, bastante nítida y enfocada, el no elegía a los individuos que retrataría sino suponía “con razón, que la cámara inevitablemente revela los rostros como máscaras sociales”; la luz bien manejada sin ningún efecto. Y claro algo de los retratos de Diane Arbus me sugieren a Sander ,  con una nitidez que resulta un poco mórbida, luces duras , pero sobretodo llama mi atención sus modelos, personajes que nos resultan “distintos” pero con los que tenemos mucha igualdad al mismo tiempo.

Reflexiono entonces sobre el retrato, esa forma de captar ciertas sutilezas que no pueden verse a simple vista, ¡ojo!, no sólo con personas, bien pueden ser edificios como algunos de Berenenice Abott, o instantes y experiencias cotidianas como los retratos de Nan Goldin que reflejan muchos temas que tuvieron que ver con su vida, el juego de la luz de Tournachon o llegar hasta “derrotar anímicamente” a los modelos en largas sesiones para que en determinado tiempo   mostrara su personalidad más sincera, como lo hacía Richard Avedon.


Finalmente pienso que cada quien tiene una forma de ver el retrato, no hay un modelo a seguir, hay muchos, pero cada quien le da el giro que desee, que se identifique ya sea con su personalidad, con  sus experiencias y vida, con algún tema a documentar etc; pero hay factores formales que son necesarios conocerlos, como el enfoque, la luz , claros y oscuros, iluminación, encuadre, nitidez, composición etc, para que si en algún momento deseemos romper con algún aspecto, lo hagamos de manera correcta o quizá no tan correcta.

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